Meter en una mochila las
expectativas, las esperanzas, los miedos, el pasado, el futuro incierto y añorar
que lo ansiado ocurra. Llegar tan lejos, por vez primera, y acaso por última
vez.
No poder conciliar el
sueño, tragarse todo por no tener a quien confiar tantas emociones y
contradicciones juntas. Controlar, subyugar los latidos que delaten ansiedad. La
voz fría, la risa disfrazándolo todo, sin uñas por morder. Solo esperar, la
extensa espera. Ser la felicidad, apéndice, extensión de lo hecho y vivido. De lo
obtenido a manos de otros. Tal cual.
Historia con final
esperado, el objetivo a cumplirse a mediano plazo. Media sonrisa, como señal de triunfo y no más. Lo hecho ya está.
A pensar en otra cosa,
mariposa.
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