domingo, 5 de febrero de 2012

Soy hechura de mi madrastra

La frase pertenece a  José María Arguedas Altamirano (n. AndahuaylasPerú18 de enero de 1911 - m. Lima2 de diciembre de 1969) quien hacía alusión a la influencia de su madrastra en su vida que lo llevó a desarrollar la personalidad creativa y conflictiva que lo llevó a impulsar un nuevo estilo literario, el indigenismo y también a culminar exitosamente su suicidio, después de algunos intentos fallidos.
Tenemos el nombre que nuestros padres nos eligieron. Somos hijos, hermanos, primos, tíos, sobrinos o familiar de alguien. Tenemos las facciones de papá, de mamá, de ambos o de los abuelos. Hablamos un idioma que se nos enseñó. Se nos dieron también una educación, una cultura, creencias, temores, deseos, anhelos, en fin todo lo que nos mueve y conmueve. Poseemos las fortalezas y debilidades de nuestra generación. Cada palabra dicha, callada o pensada es la de algún pariente, un amigo, de algún libro, de alguna película, de algún lado salió y se cobijó en nuestro recuerdo.
Somos hechura de tantas personas y tantas cosas. Somos la compilación de tantas vida. Nada nos pertenece, nada es propio ni la vida que tenemos porque no la escogimos.
Caminamos sobre huellas dejadas por generaciones que llegan hasta el primer hombre. Somos el llover sobre mojado. 
Y así como somos hechura de todos nos convertimos en hacedores de los hijos.
El ciclo continúa sin fin, inexorable.


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